El Heli-Hiking consiste en que un grupo de personas de alto nivel adquisitivo se suben a un helicóptero que los va a dejar por la mañana en lo más alto de una montaña. A partir de allí se realizan caminatas de alta montaña durante el día hasta que el helicóptero vuelve para recoger al grupo y devolverlo en una cabaña de alto standing donde se come y bebe a lo grande.
Hay lugares sagrados en los puntos más altos de la Tierra. La gratitud a nivel personal que supone superar la dificultad y el esfuerzo en la alta montaña son sensaciones incomparables. Llegar a esos lugares tan ricamente sentado en helicóptero me parece -a nivel personal- una cierta falta de respeto o ignorancia al código ético de la alta montaña.
Sin tener en cuenta el tema ético y medioambiental, no hay ningún mal en llegar a tales zonas remotas en helicóptero. Entiendo que exista gente incapacitada para disfrutar de tales lugares por sí misma y su nivel adquisitivo le permita hacer lo que le viene en gana en esta era tecnológica en que vivimos pero después de esto, ¿que vendrá? ¿subirse al Everest en helicóptero, colgar la banderita y en un par de horas contar la experiencia con una botella de Dom Pérignon sobre la mesa?
La naturaleza como un producto más de fábrica.
Vía, New York Times