Las torres del tambor y de la campana de Beijing

Las torres del tambor y de la campana de Beijing
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Pocas ciudades combinan modernidad y tradición con tanta maestría como Beijing. En la capital de China los altos rascacielos se alternan con construcciones tan clásicas como las torres del tambor y de la campana; sin duda, dos de los elementos más emblemáticos de la antigua capital Imperial.

Y no por únicas, ya que estas torres son muy comunes en los pueblos y ciudades chinas con un mínimo de antigüedad. Situadas en una zona de hutongs, las torres del tambor y de la campana de Beijing destacan sobre todo por su gran altura, de 46,7 y 47,9 metros respectivamente. Desde ellas podemos disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad antigua.

La historia de este tipo de construcciones se remonta muchos siglos atrás. Ya desde época de la dinastía Han (s. III d.C) , la campana y el tambor se utilizaban para marcar las horas primero, y el amanecer y el anochecer poco después. Con el tiempo, y dada su importancia, estos instrumentos pasaron a tener sus propios edificios en cada ciudad o pueblo, desde los que se dirigía la vida de todos sus habitantes.

En el caso de Beijing, la construcción de estas torres data del siglo XIII, aunque desde entonces ambas han sido reconstruidas en numerosas ocasiones.

Haciendo honor a su nombre, la torre de la campana alberga en su interior una enorme campana de bronce de 63 toneladas, muda desde que excepcionalmente anunciara el Año Nuevo de 1990. Su sonido, según dicen, puede escucharse a 20 kilómetros de distancia.

En la torre del tambor, por su parte, tienen cabida 25 tambores, de los cuales sólo uno es original de su época. En ella también es posible ver las clépsidras o relojes de agua con los que se medía el tiempo para calcular el momento exacto en que los tambores debían sonar.

Cuatro veces al día, en la torre del tambor tiene lugar un espectáculo turístico pero muy evocador, y de asistencia obligada: los 25 tambores suenan al unísono como antaño, y la fuerza de su vibración resulta estremecedora.

Las torres del tambor y de la campana son una visita que no os podéis perder en vuestro viaje a Beijing. Además, su localización las convierte en un excelente punto de partida (o llegada) para explorar la zona más antigua de la ciudad.

Foto | Curt Smith En Diario del Viajero | El Parque y el Templo del Cielo, en Beijing, El templo taoísta de Dongyue, en Beijing

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