Consejos para disminuir el jet lag

Consejos para disminuir el jet lag
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Cualquiera que haya tenido que volar a través de varios usos horarios por razones de trabajo o por placer, sabe de lo que estamos hablando. Sentimos que todas nuestras funciones corporales están desincronizadas con el lugar donde estamos. Tenemos sueño durante el día, hambre a deshoras, pasamos las primeras noches desvelados.

Trataremos de sumar algunos consejos para disminuir el jet lag aunque desde ya adelantamos que no hay forma de evitarlo completamente. Ni con píldoras, ni gafas especiales. Sólo podemos pasarlo de la mejor manera. Pero allí estará presente a la ida… y al regreso.

El jat lag comienza en casa. Eso quiere decir que si nos enfrentamos a un largo viaje en avión mal dormidos, nos golpeará duro. Sé que por lo general los últimos días el tiempo escasea, pero debemos tratar de llegar al vuelo bien descansados para minimizar las molestias.

Durante el viaje, debemos ingerir grandes cantidades de agua para mantenernos hidratados. Ni bebidas alcohólicas, ni café, ni té, ni gaseosas: agua. El aire que circula en los aviones es muy seco y nuestro cuerpo se resiente.

Un punto importante es el descanso. A pesar que pongan esa peli que teníamos tantas ganas de ver, debemos tratar de dormir lo más posible. Si necesitamos una pequeña ayuda, los relajantes musculares recetados o una dosis de melatonina pueden servir.

Tratemos de ir adecuándonos al horario del punto de destino, antes de llegar. Eso es: descansemos en las horas en que están durmiendo allí donde vamos. Sí, tal vez no tengamos suficiente sueño, pero es necesario ir dándole ciertos guiños a nuestro cuerpo para evitar estar 2 o 3 días a “contramano” del resto.

Hagamos ejercicio durante el vuelo. Cada vez es más dificil que nos permitan caminar por los pasillos durante el viaje, pero intentémoslo o busquemos excusas para pasearnos. Elijamos el camino largo para ir a los toilettes, o vayamos a pedir un vaso de agua a las auxiliares de a bordo ( y otro, y otro hasta que nos odien). Por supuesto, para cumplir ésto deberemos haber reservado un asiento junto al pasillo (sino seguiremos sumando odios en el avión).

Al llegar, forcémonos a seguir el régimen de comidas del horario local. Aunque no tengamos ganas, probemos nuevamente el desayuno, por ejemplo. Y no nos quedemos en el hotel apenas llegamos si es de día. Tendremos sueño, pero salgamos a dar un pequeño paseo para sacudirnos un poco y entrar en contacto con el lugar.

Si, por el contrario, llegamos por la tarde, nada mejor que una cena liviana y después acostarnos temprano. Nos costará conciliar el sueño, pero otra vez podemos echar mano a alguna mediación recetada, o al incombustible té de tila.

Con estas simples previsiones, el jet lag pasará suavemente por nuestro cuerpo, dejándonos disfrutar del viaje desde el primer momento de nuestra llegada.

Foto | Shutterstock
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