Hoy viajamos en el Diario hasta los montes Urales, en la República de Komi, en Rusia. Las condiciones climáticas extremas esconden una de las siete maravillas de Rusia que todavía son relativamente desconocidas para el resto del mundo.
Nos referimos a las formaciones rocosas de Manpupuner, o Man-Pupu-Nyer. En medio de un paisaje desolado, sobre una meseta sobresalen siete peñascos de entre 30 y 42 metros que han inspirado la leyenda de gigantes samoyedos atravesando las montañas de Siberia para acabar con los pueblos Mansi, y que fueron petrificados por su chamán.
Dejando a un lado la leyenda, los científicos creen que hace unos 200 millones de años la capa superior de la meseta estaba cubierta por material que fue erosionado por los agentes climáticos extremos, a excepción de estos siete pilares rocosos que sobrevivieron.
El frío y calor, lluvia, viento y nieve que crearon Manpupuner, todavía siguen transformando el paisaje durante las diferentes épocas del año. Alejados de todo y en total soledad, la sensación de estar en un lugar encantado es común entre los visitantes.
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