No se trata de un volcán, tampoco es el resultado de la caída de un meteórito, ni de la última bomba lanzada sobre suelo iraquí. Se trata de un cráter de 60 metros de diámetro y 20 metros de profundidad en el desierto de Karakum en Turkmenistán. En su interior palpita un fuego interminable a raíz de las prospecciones realizadas por el gobierno ex-soviético en busca de gas en la zona durante los años cincuenta.
Darvaza, así se llama el lugar, ofrece un espectáculo que podría ser lo más parecido al infierno en la tierra. En un territorio inhóspito, rodeado de una llanura semejante a la nada a su alrededor, sus llamas se desgañitan ofreciendo un panorama espeluznante. No se sabe cuando se apagará su furia y según parece es muy probable que otros cráteres aparezcan por la zona debido a los trabajos realizados en busca de gas en el interior de esta tierra sin alma.
Vía | Fogonazos Fotografía | Uncorneredmarket