El Monumento a la Tolerancia en Sevilla

El Monumento a la Tolerancia en Sevilla
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Aunque de dimensiones mucho más reducidas, nos recuerda ya de lejos al Elogio del Horizonte de Gijón, y es que este monumento a la Tolerancia en Sevilla lleva la firma del mismo autor, Eduardo Chillida, que parece recibir inspiraciones similares para muchas de sus obras.

Este monumento junto al emblemático puente de Isabel II (o de Triana, ya que nos lleva de lleno a dicho barrio) fue inaugurado en 1992 y constituye un homenaje a la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, que tan rico legado nos han dejado en tantas ciudades españolas, como en Sevilla.

Un pequeño muro de piedra nos recuerda las palabras que el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, víctima del Holocausto, pronunció en la inauguración del monumento:

Deteneos, hombres y mujeres que pasáis. Deteneos y escuchad. Escuchad la voz de Sevilla, voz herida y melodiosa, la de su memoria, que es también la vuestra, es judía y cristiana, musulmana y laica, joven y antigua. La humanidad entera en sus sobresaltos de luz y sombras, se recoge en esa voz para extraer del pasado fundamentos de esperanza. Aquí como en otros sitios, se amaba y se odiaba por razones oscuras y sin razón alguna. Se hacían rogativas por el sol y por la lluvia. Se interpretaba la vida dando muerte, se creía ser fuerte por perseguir a los débiles, se afirmaba el honor de Dios, pero también la deshonra de los hombres. Aquí como en otros sitios, la tolerancia se impone, y lo sabéis bien vosotros, hombres y mujeres que escucháis esta voz de Sevilla. Sabéis bien que, cara al destino que os es común, nada os separa (...)

En concreto, el Monumento a la Tolerancia de Chillida se instaló en este paseo fluvial el 1 de abril de 1992, 500 años y un día después de que los Reyes Católicos decretaran la expulsión de los judíos de España. Un acto del que no sentirse demasiado orgullosos y que este Monumento a la Tolerancia nos invita a no olvidar.

Se trata de una pieza de hormigón de cinco metros de alto por doce de largo al que sin duda apetece encaramarse. No tan gigantesca como el Elogio del Horizonte, de modo que nos acomodamos un ratito en el artístico hormigón.

Con sus brazos atenazados que se buscan para entrelazarse (o se ofrecen para que los abracemos), resulta un rincón muy tranquilo y fotogénico al atardecer. Seguro que muchos enamorados acudirán a este rincón junto al puente y con las casitas coloridas de Triana al frente.

También con un espíritu menos romántico, muchos sevillanos aprovechan para hacer deporte junto al río, y también para pasear, como hacemos los visitantes a los que no nos cuesta imaginarnos zapatillas en pies y corriendo en este bonito entorno, tal vez haciendo unos estiramientos en la escultura.

Y sin olvidar que el Monumento a la Tolerancia de Sevilla es testimonio de una época enriquecedora en la que convivían en armonía distintas culturas, sin las cuales no existiría la capital hispalense como la conocemos actualmente, del mismo modo que perderían algo de su encanto otras tantas ciudades...

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