Desmontando mitos viajeros: los vikingos llevaban cascos con cuernos, y la redondez de Colón

Desmontando mitos viajeros: los vikingos llevaban cascos con cuernos, y la redondez de Colón
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Viajar es descubrir mundo, explorar culturas, retroceder en el tiempo para revivir acontecimientos históricos. Y también viajar es desmontar mitos.

Por ejemplo, cada vez que veo en lontananza la ligera curvatura de la Tierra, me acuerdo de uno de los mitos más difundidos acerca de la creencia de Cristobal Colón sobre que la Tierra era plana. Es decir, que los marineros medievales, llenos de supersticiones, creían que más allá del horizonte se abría un espantoso abismo, hasta que Cristobal Colón demostró que no era así.

Siento ser como el pitufo gruñón que chafa el matasuegras en plena fiesta, pero ya os podéis ir olvidando de toda esa historia. Los marineros de la época no creían que la Tierra fuera plana. En realidad, que la Tierra es redonda era bien sabido desde la época de los antiguos griegos. Como mínimo.

Otra cosa es que no se dispusieran de los medios técnicos para llegar tan lejos, y Colón apostó a que sí. Lo que hizo Colón fue engañar a la tripulación afirmando que la distancia que debían cubrir sería menor que la finalmente cubierta. Pero Colón no era ningún iluminado de la época que afirmó que la Tierra era redonda cuando todo el mundo creía lo contrario (aunque por supuesto habría gente que mantenía que era plana, como sucede incluso hoy en día).

Vikingos sin cuernos

vikingos
Otra cosa que descubres cuando viajas a Islandia o Noruega, por ejemplo, es que la imagen de los vikingos ha sido tan manoseada por el marketing y las modas como la de Sherlock Holmes. Así como Holmes nunca vistió en las novelas tal y como lo hace hoy en día en las películas e ilustraciones (traje de cazador de gamos, etc.), los vikingos tampoco llevaron jamás esos característicos cascos de los que salían uno o dos cuernos.

A pesar de su imagen de feroces y primitivos, de fulminantes y sanguinarios, si bien tenían algo de cierto, no es toda la composición de su imagen. Sus barcos de guerra, los drakkars, eran muy ligeras y resistentes, algo así como el Halcón Milenario de la época, lo que les permitió incluso remontar ríos.

Pero sus anhelos no siempre pasaban por la guerra y la piratería: buena parte de las expediciones vikingas tenían como propósito el comerciar. De hecho, establecieron una de las principales redes comerciales del norte de Europa, que permitieron que los islandeses cambiaran pieles de foca por especias procedentes de China.

Así que ya os podéis imaginar a los vikingos, también, como comerciantes y sociables, y sin cascos de ominosos cuernos. Sobre todo sin cuernos. Porque en aras de la funcionalidad, llevar un casco con cuernos sería un suicidio: se podrían enganchar en cualquier sitio, el enemigo podría estirarlos para hacerles caer al suelo, etc.

Pero ¿de dónde procede esta imagen tan arquetípica? Lo explica así Daniel Closa i Autet en su libro 100 mitos de la ciencia:

El origen de la imagen de los vikingos con cuernos parece que procede de los monasterios de la época medieval. Los monjes querían recalcar el terror que causaban esos piratas nórdicos, la muerte y la destrucción que iban asociadas a sus ataques, el mal absoluto que representaban. Por ello, los empezaron a representar como a demonios. Y, para hacerlo, les añadieron los cuernos característicos de los demonios. Era una imagen simbólica que, con el tiempo, pasó a considerarse, erróneamente, una representación real.

Eso sí, como el turismo es el turismo, si viajáis a los países nórdicos encontraréis miles de recuerdos que representan estos cascos con cuernos.

Fotos | Wikipedia

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