Tíbet (II): El tren Transtibetano

Tíbet (II): El tren Transtibetano
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Después de organizar el viaje a Tíbet, toca disfrutar de uno de los trayectos en tren más famosos del mundo: el tren Transtibetano. Las vías férreas del Transtibetano ostentan el récord mundial de altitud, alcanzando en el paso Tanggula los 5.072 metros sobre el nivel del mar. Allí mismo está la estación de tren a más altura del mundo, y, por si fuera poco, también posee el récord del túnel de ferrocarril situado a más altura del mundo, con 1.388 metros de longitud a 4.905 metros de altitud. Descomunal.

¿Cómo adquirir un ticket de tren a Lhasa? Por suerte o por desgracia, lo más sencillo es contar con la intermediación de una agencia de viajes autorizada (también para conseguir el permiso de entrada a Tíbet), que por una comisión de unos seis o siete euros debería reservar el billete por ti, ahorrándote las colas en la estación de tren de turno y posibles problemáticas burocráticas. Según entendí, existe cierta mafia en torno a estos billetes de tren: reventa, dinero bajo mano y suspicacias policiales respecto a la seguridad en Tíbet que podrían tocarte las narices. Una vez tengamos todo listo... ¡Allá vamos, directos hacia la cima del mundo!

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subiendo hacia el altiplano tibetano

Se puede iniciar el trayecto desde múltiples ciudades chinas, como Beijing, Shanghai, Guangzhou... En realidad todas las vías se unen en un único punto: Golmund, que fue el lugar donde en 2006 se inauguró el último tramo de 1.142 kilómetros hasta Lhasa. En mi caso, mi trayecto de 44 horas de tren partió desde Chengdu, comprendiendo dos noches enteras en el mismo vagón, y recorriendo escenarios naturales de extrema belleza.

Atisbaras numerosos rebaños de yaks, animal característico que puebla el Altiplano Tibetano, pastando junto a extensiones cuyo fin se pierde en el horizonte salpicado de picos nevados. A determinada altura te verás rodeado por el suelo que permanece permanentemente congelado (permafrost), durante 550 kilómetros, siendo atravesado por ríos de agua helada. Este tramo constituyó el principal reto de ingeniería que tuvieron que superar al instalar el último tramo de la vía. Encaramado a la ventanilla experimentarás en romántico y progresivo enamoramiento con Tíbet, pues sus colosales paisajes desolados te atrapan como si perteneciesen a imágenes de otro planeta, o a películas de ciencia ficción.

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Permafrost, a más de 4.000 metros de altitud

No deja de sorprender cómo, mientras los extranjeros no cejan de maravillarse con el exterior, nariz pegada al cristal, ensimismados, los chinos y tibetanos escudriñan sin descanso a esos extraños seres provenientes de países tan exóticos como España. Te convertirás en objeto de admiración. Mientras tú como extranjero fotografías el exterior, serás igualmente fotografiado por los pasajeros de tu entorno. Nada que no ocurra, en cualquier caso, en otro tren de China, ¡pero aquí son 44 horas!

Es una de las mejores partes del viaje, intercambiar risas con los turistas chinos y los tibetanos que vuelven a casa, compartir unas cervezas con ellos (beber alcohol en esta altitud es totalmente desaconsejable), e intentar intercambiar una conversación con gestos. Es bastante improbable que alguien hable inglés en el vagón, salvo que tengas la fortuna de cruzarte con algún otro extranjero o algún estudiante chino aplicado. Por otro lado, es posible que tu agencia de viajes organice a todos los participantes en un mismo vagón.

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Vista desde la ventanilla del tren

La altura, en sí misma, es uno de los principales problemas para el visitante de Tíbet. El mal de altura afecta indistintamente a los individuos sin importar su edad ni su estado de forma, y puede causar, y de hecho causa, dolores de cabeza, insomnio, malestar estomacal, pérdida de apetito, y ganas de volver a casa antes de terminar el viaje.

Viajar en el Transtibetano se considera como la mejor manera de ir adaptándose progresivamente a esta altitud, y es altamente recomendado por los expertos. Yo, sin ser experto, te diré que a mí personalmente me sirvió de bien poco (algunos expertos indican posibles motivos), pues de hecho incluso dentro del mismo tren, que en teoría dispone de suministro de oxígeno en todos los compartimentos, empecé a sentir dolor de cabeza y náuseas. Soy un joven en buena forma, pero como ya dije, la “altitud sickness” no atiende a razones.

De hecho, de las 9 noches transcurridas en Tibet, solamente la última pude dormir decentemente, tras regresar a los 3.650 metros de Lhasa desde las alturas del Campamento Base del Everest (algo más de 5.000). Las noches son especialmente complicadas, así que no dudes en pedir ayuda médica a tu guía si te encuentras mal, lo agradecerás y disfrutarás más del viaje. Aunque el día 23 hablaré sobre la experiencia en el Campamento Base del Everest, ya os aviso de que éste no es un caminito de rosas, y lo recomiendo únicamente si sois valientes, resistentes al sufrimiento y sabéis bien lo que hacéis.

El precio del billete de tren a día de 10/02/2014, desde Chengdu a Lhasa es: · Asiento duro: 328 yuanes = 40 euros · Cama dura, habitáculo de 6 camas (sup/media/baja): 668/689/709 yuanes, 81/84/86 euros · Cama blanda, habitáculo de 4 camas (sup/baja): 1062/1101 yuanes, 129/134 euros. Recomiendo la cama dura superior, sin dudarlo un segundo. Las camas duras de la parte de abajo son usadas durante el viaje como asiento por infinidad de personas, además de no ofrecer ninguna privacidad.

El Domingo que viene, una nueva entrada sobre Lhasa y alrededores, ¡hasta pronto!

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Compartimento de 6 camas (cama dura)

Fotos | Juan Alberto En Diario del Viajero | Tíbet (I): cómo organizar tu viaje En Diario del Viajero | Tíbet (III): Lhasa En Diario del Viajero | Tíbet (IV): Los tres monasterios tibetanos más importantes En Diario del Viajero | Tíbet (V): Camino del Everest


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