Haridwar: una ciudad sagrada a orillas del Ganges

Haridwar: una ciudad sagrada a orillas del Ganges
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Situada a orillas del río Ganges, Haridwar es una de las ciudades más santas de India; un lugar que no nos podemos perder si queremos sentir en nuestra propia piel la intensa fe y profunda espiritualidad que mueve este país.

Según la leyenda, Haridwar fue uno de los cuatro puntos donde cayeron las cuatro gotas de “amrita”, el néctar de la inmortalidad por el que dioses y demonios combatieron durante doce días y doce noches divinas, equivalentes a doce años humanos.

Por ese motivo, cada tres años estas cuatro ciudades se turnan para celebrar la fiesta religiosa más importante de India: el Kumbha Mela. Cuando a Haridwar le toca, ésta se llena de shadus y personajes de todo tipo llegados desde los lugares más lejanos para bañarse en las aguas del Ganges, que esos días multiplica sus propiedades mágicas y curativas.

Pero el papel de Haridwar como lugar de peregrinación no se limita al Kumbha Mela. Vayamos en la época que vayamos, Haridwar nos recibirá siempre con una explosión de música, colorido y ceremonias religiosas realizadas a orillas de la “Madre Ganga”.

Paralelo a su cauce, un gran mercado se convierte en punto de encuentro de peregrinos, turistas y habitantes de Haridwar. Allí podremos comprar de todo, pero destacan los puestos de mālās y prasad, así como estampitas de diferentes dioses y hombres santos (y no sólo de la religión hindú: los retratos de diversos profetas musulmanes así como del mismísimo Jesucristo son de lo más corriente).

Haridwar, India

Pero si algo llama la atención en Haridwar son aquellos comercios dedicados exclusivamente a la venta de botellas y grandes garrafas destinadas a llevarse a casa aguas del río Ganges, o para realizar ofrendas en los templos cercanos.

Ante este panorama es imposible no pensar, al menos por un momento, que esta ciudad situada al norte de India guarda un notable parecido con la localidad francesa de Lourdes, donde las aguas milagrosas también han servido de excusa para montar a su alrededor un mercado más que lucrativo.

No obstante, si uno se detiene por unos instantes a observar con atención lo que le rodea, enseguida se dará cuenta de que el ambiente que se respira en Haridwar no puede ser más alegre y positivo. De alguna manera, el visitante que permanezca en Haridwar al menos un par de días, no sólo no sentirá el peso del fanatismo, como podría pensarse, sino que, al contrario, se cargará de una extraña energía que sólo un pueblo como el indio puede transmitir.

Al caer la noche, tiene lugar en el ghat principal (o Har-Ki-Pairi), la “Ceremonia del Fuego”: una bonita puja en la que se arrojan al río ofrendas en forma de flores y velas sobre hojas de banano, mientras se recitan oraciones y se canta. A ojos del turista, un espectáculo imperdible, pero al que es necesario asistir guardando siempre el mayor de los respetos.

Sin duda, Haridwar es para mí uno de los lugares más especiales de India, que siempre recomiendo a aquel que quiera salirse un poco del circuito turístico del Rajasthán y el Triángulo de Oro. ¿Alguno de vosotros ha estado? ¿Qué os pareció?

Imgen | Carmen, Carmen
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