Pai, un poblado hippie en Tailandia

Pai, un poblado hippie en Tailandia
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En el noroeste de Tailandia, cerca de Chiang Mai, un pequeño poblado hippie llamado Pai se hace hueco entre las montañas. Originariamente conocido como un lugar aislado donde buscar paz espiritual y descanso para el alma, poco a poco Pai se ha ido masificando de turistas tanto extranjeros como locales, y perdiendo un poco su tranquilidad y armonía. Pero aún sigue siendo un lugar ideal para los que buscan tranquilidad en general, y para los mochileros en particular.

Multitud de actividades se pueden realizar en las cercanías del poblado: alquilar una bicicleta en la que recorrer los alrededores, visitando sus cataratas, ríos, templos, baños naturales de agua termal, paseos en elefante, el Gran Cañón de Pai, un puente japonés de la segunda guerra mundial, kayak, rafting, senderismo e incluso poblados de tribus locales donde aún perviven sus costumbres tradicionales.

pai calles
Las calles de Pai al anochecer toman un aire especial... no te aburrirás caminando por ellas

En el interior de Pai encontrarás multitud de albergues y hostales baratos, así que busca y compara antes de decidirte por uno. También hallarás una infinita multiplicidad de puestos de comida variada y a módico precio, desde pizzerías y locales de comida árabe hasta puestos donde fríen saltamontes y gusanos. Recuerdo que probé un hummus que estaba tan bueno que tuve que repetir al día siguiente. Hummus en Tailandia... qué cosas. Así mismo, centenares de tiendas de souvenirs, tanto hechos a mano como “made in China” plagan las calles centrales del pueblo.

Hace ya tiempo que Pai dejó de ser un lugar secreto para entrar a formar parte de las guías de viaje, rompiendo gran parte del encanto bohemio del lugar. No obstante, aún se puede saborear cierto aire hippie, o un intento por conservarlo, y de noche la gente acude a bares al aire libre para escuchar música en directo, beber tranquilamente sentado en el suelo y consumir alguna que otra droga blanda que caiga en sus manos. Eso sí, sigue sin ser tan turístico como las playas del sur de Tailandia, de momento.

Mucha gente alquila motocicletas para moverse por los alrededores, puesto que los lugares de interés distan unos cuantos kilómetros entre sí. No obstante, en bicicleta se aprecia mucho mejor la naturaleza del lugar, de forma menos intrusiva. Si se sale por la mañana se puede hacer un círculo visitando los principales puntos de interés y regresar a Pai al atardecer. Eso sí, si no estás en buena forma tendrás que bajarte a empujar la bicicleta, pues hay cuestas de no te menees y las bicicletas no son precisamente las que se emplean en el Tour de Francia.

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Una bonita catarata en la que refrescarse

Para muchos visitantes, no es el pueblo en sí lo más interesante de la zona, pese a lo único y encantador que pueda ser, sino sus alrededores. Bajo mi punto de vista, uno de los lugares más interesantes es el llamado Thai Pai Hot Springs, que consiste en una especie de río de aguas termales que va bajando y formando pequeñas piscinas donde la temperatura va descendiendo progresivamente. Allí acuden tanto extranjeros como gente local, y es normal encontrarse con decenas de niños que van a bañarse cuando terminan sus clases en la escuela.

Como dato anecdótico, se pueden comprar huevos y hervirlos en la piscina superior, que es de donde nace el agua hirviente (a 80 ºC) que luego va descendiendo por el río. Obviamente ahí arriba no te puedes bañar, pero sí que puedes prepararte unos cuantos huevos con los que matar el hambre, ¡básicamente porque no encontrarás nada más que comer en aquel lugar! Si vas en bicicleta lleva bastante agua y alimentos, ya que el camino es duro y los lugares para repostar escasos. El precio de entrada a los baños termales ronda los cinco euros.

Para llegar a Pai hay que recorrer una carretera plagada de curvas que suben las montañas hasta bajar al valle donde está Pai. Te resultará sencillo encontrar transporte hasta allí desde Chiang Mai, y llegarás tras atravesar 762 curvas y tres horas de carretera para recorrer los 130 kilómetros que las separan. También existe un pequeño aeropuerto recientemente puesto en funcionamiento, para los que tengan más prisa o se mareen con las curvas.

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